Trust
in the LORD with all your heart and lean not to your own understanding; in all
your ways acknowledge him and he will make your paths straight. Proverbs 3:5
(NIV)
In my last blog I mentioned Christ as our crutch and how some will be quick to ridicule this as ‘weakness.’ This is the proverbial pot calling the kettle black, an old cooking utensil euphemism meaning a pot gets as blackened over a cooking fire as will a kettle.
Folks who
mock us as needing a crutch may depend on one or more of their own to cope with
things in their lives. It could range from hobbling around on the crutches of
sex, drugs, and rock-and-roll, to intellectualism, education, religious rules,
financial gain, busyness, politics, activism, out-of-control spending and/or
eating, family, and social media, to name just a few.
I used to deny
Jesus was my crutch, but I will be the
first to confess Christ is my crutch, and a much-needed
help in my times of trouble. I do need His help, for I am too
weak to sanely walk through my trials under my own steam. When I try to take on God’s role in perfect power and wisdom
as my own Leader and Protector, I am a miserable failure.
Jesus invites
all who labor under their burdens to trade the weary slavery of these things
for His lighter load (Matthew 11:28-30). That only comes through surrendering
our own stubborn will to His care and trusting His will to work for us.
If we are
honest, all of us can admit there are things in our lives other than the Lord
we tend to hold onto to get us through our day. When we consider it, is it
wiser to trust in the strength of the tree from which we can cut a crutch that will
perish, or trust in the Eternal One who spoke the tree into existence? Trusting
in the One who speaks it into being is also trusting the One who can make our
paths right and straight.
Maranatha,
Ken
Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te
apoyes en tu propio entendimiento; Reconócelo en todos tus caminos, y Él
enderezará tus sendas. Proverbios 3:5 (NVI)
Ollas y hervidores
En mi último blog mencioné a Cristo como nuestra muleta y cómo algunos se apresuran a ridiculizar esto como 'debilidad'. Esta es la olla proverbial que llama a la tetera negra, un viejo eufemismo de utensilios de cocina que significa que una olla se ennegrece tanto sobre el fuego de la cocina como lo hará una tetera.
Las personas que se burlan de nosotros diciendo que
necesitamos una muleta pueden depender de uno o más de los suyos para hacer
frente a las cosas en sus vidas. Podría ir desde cojear con las muletas del
sexo, las drogas y el rock and roll, hasta el intelectualismo, la educación,
las reglas religiosas, las ganancias financieras, el ajetreo, la política, el
activismo, el gasto y/o la alimentación fuera de control, la familia y las
redes sociales, por nombrar solo algunos.
Solía negar que Jesús era mi muleta, pero seré el primero en
confesar que Cristo es mi muleta y una ayuda muy necesaria en mis
momentos de dificultad. Necesito Su ayuda, porque soy demasiado débil
para caminar sanamente a través de mis pruebas por mis propios medios. Cuando trato
de asumir el papel de Dios en perfecto poder y sabiduría como mi propio Líder y
Protector, soy un miserable fracaso.
Jesús invita a todos los que trabajan bajo sus cargas
a cambiar la fatigada esclavitud de estas cosas por Su carga más ligera (Mateo
11:28-30). Eso solo viene a través de rendir nuestra propia voluntad obstinada
a Su cuidado y confiar en Su voluntad de obrar para nosotros.
Si somos honestos, todos podemos admitir que hay cosas
en nuestras vidas además del Señor a las que tendemos a aferrarnos para pasar
el día. Cuando lo consideramos, ¿es más sabio confiar en la fuerza del árbol
del cual podemos cortar una muleta que perecerá, o confiar en el Eterno que
habló para que el árbol existiera? Confiar en Aquel que habla para que exista
es también confiar en Aquel que puede hacer que nuestros caminos sean rectos y
rectos.
Maranatha
Ken
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